Escogimos un agroturismo ecológico para hospedarnos en la auténtica Ibiza rural, a 20 minutos del centro; Finca Can Martí, un lugar que combina la sostenibilidad y la calma, cuenta con granja orgánica, donde cultivan sus propias frutas y verduras, las habitaciones tienen alrededor de 400 años de antigüedad, restauradas cuidando cada detalle, un lugar en equilibrio con la producción agrícola y el entorno, que vincula a su experiencia la fauna y flora local.
Para este destino, escogimos nuestra cápsula THE TOURIST, inspirada en los inicios del verano, donde tejidos de siluetas ajustadas como micro shorts y vestidos largos fueron los principales protagonistas. Acompañados también de bandanas, camisas manga larga unisex y bolsos que ayudaban a complementar los looks.
Visitamos el centro de la ciudad y disfrutamos de los mejores bocatas de la zona, el lugar se llama Can Gourmet Eivissa, no es un sitio muy conocido por los turistas, nos lo recomendaron amigos de la zona. Es acogedor y sencillo, curado en su oferta de productos, con múltiples opciones de bocadillos españoles que han ganado premios al mejor bocata de Madrid. Se convirtió en una de nuestras paradas más recomendadas de Ibiza.
Estuvimos también en el mercadillo hippie, Las Dalias, donde artesanos de la zona ofrecían diferentes productos hechos a mano como joyería y prendas de vestir en su mayoría. También encontramos librerías vintage con muchas opciones de literatura antigua y en diferentes idiomas. Sin duda vale la pena visitarlo.
Encontrar buenos cafés es todo un reto en la isla, finalmente llegamos a uno, Mui Mio, ubicado en una esquina del centro de la ciudad, un lugar estéticamente especial, aprovechamos el spot para hacer algo de contenido y tomarnos su café de especialidad, que curiosamente, es de origen colombiano.
Somos amantes de la arquitectura y los lugares que cuidan su concepto y detalles, en esta ocasión quisimos conocer agroturismos, no son el tipo de hotel de mayor tráfico en Ibiza, lo que los hace especiales, visitamos el restaurante de Aguamadera, otro hotel en la zona rural, con un interiorismo impecable, basados en un concepto de well-being, destacan el arte y cuidan cada detalle. Como punto adicional a la excelente experiencia que ofrece el espacio, la comida era deliciosa y tenía la cocina abierta, lo que permitía ver el trabajo de todos los cocineros y disfrutar aún más el momento.
Para terminar nuestra visita, hicimos un día de bote, fuimos a las calas de Formentera, el clima era perfecto, soleado, pero fresco, disfrutamos del mar, de sus paisajes que parecían postales, sin duda un destino que vale la pena conocer.